Post Image

La magia del jazz y de la cocina se encuentra en su metamorfosis y en su capacidad por fusionar estilos.

Si pensamos en jazz, pensamos en Miles Davis, una de las figuras más innovadoras e influyentes de los últimos 50 años, junto a Louis Armstrong, Duke Ellington, Charlie Parker o John Coltrane. Su trompeta regaló uno de los sonidos más personales e íntimos que se recuerdan en el mundo del jazz, sobre todo en su vertiente modal.

Este genio del metal, creció al este de Saint-Louis con la afición de coleccionar discos de jazz. No le gustaba archivar las facturas de su padre, que era dentista. No servía para los números. Pero sí para las notas. Y lo descubre a muy temprana edad cuando sus padres le regalan su primera trompeta, y comienza a recibir clases de música.

Su primer éxito musical se produjo en 1944 cuando, tras graduarse, pudo tocar con la banda de Billy Eckstine, que estaba de gira por la ciudad y que contaba entre sus músicos con Charlie Parker y Dizzy Gillespie, artífices del emergente estilo Bebop.

En febrero de 1957, la discográfica Capitol Records editó los doce temas como Birth of the Cool, el nuevo estilo Cool, que Davis recluto un grupo de nueve músicos entre ellos, Lee Konitz, Gerry Mulligan, John Lewis, J.J Jonhson Kenny Clark, … y con una inusual sección de viento además de su trompeta, un saxo alto, un saxo barítono, un trombón, un corno francés y una tuba, con arreglos de Gil Evans, en las dos semanas que el grupo toco en septiembre de 1948 en el Royal Roast de Nueva York.

Ese mismo año Davis regresó a París donde improviso la música para la película de Louis Malle L’Ascensour pour l’Echafoud, protagonizada por Jeanne Moreau, y le hizo conseguir una nominación para los Grammy en 1960, como mejor interpretación de jazz.

Después crea, Miles Davis Sextet, y comienza a experimentar con el estilo modal, basándose sus improvisaciones en escalas antes que en cambios de acordes. Llega así su nueva grabación en estudio que revolucionará el mundo del jazz, convirtiéndose en un hito del jazz moderno y el más popular de su carrera con unas ventas superiores a los dos millones de copias, Kind of Blue. Cuando entraron en el estudio de grabación no vieron esto como el nacimiento de un clásico. Junto a Davis (trompeta) John Coltrane (saxo tenor), Bill Evans (piano), Wynton Kelly (piano en Freddie freeloader), Paul Chambers (contrabajo), Jimmy Cobb (batería) y Cannoball Adderley (saxo alto). Davis les pidió a los músicos que casi no ensayaran, según afirmaciones del pianista Bill Evans. Davis sólo les dio bocetos de las líneas de escalas y melodías.

Se dice que Miles Davis, cambio los estilos del jazz cuatro cinco veces, pero sin duda, será recordado por ofrecer la primera combinación de jazz y rock, lo que se bautizó como fusión. Su álbum Bitches Brew, del 1969, es un claro ejemplo.

La creación de todos estos estilos confirma que Davis encabezó cada innovación del jazz, y en sus formaciones desfilaron variedad de músicos que han escrito páginas históricas en el mundo del jazz, a parte de los mencionados; Wayne Shorter, Ron Carter, Herbie Hancock, Ornette Coleman, Dave Holland, John McLaughlin, Chick Corea, Joe Zawinul, Keith Jarrett, George Benson, Bill Cobham, Jack DeJohnette, Carles Benavent, etc.

Miles, príncipe de la oscuridad, con su carácter introvertido, misterioso, tímido. Su obsesión por la innovación, la perfección, la incesante experimentación por nuevos estilos. Le hace único. “Si no puedo poner algo mío en esta música, más vale morir, decía él mismo durante una entrevista.

En nuestras cocinas la fusión está presente en cada pequeño detalle, para satisfacer a todo tipo de exigencias –clásicas, modernas, contemporáneas-y en general a todo tipo de cocinas. La fusión entre diseño y ergonomía, la combinación de materiales –tan distintos como la madera, el acero o el vidrio- son algunos ejemplos. Poder hacer un culto a lo clásico sin perder de la vista la vanguardia y funcionalidad.

Las diferencias son visibles en nuestra línea de cocinas contemporáneas y clásicas. Pero todas tienen dos elementos en común: su espectacularidad y calidad en cada rincón, por pequeño que sea. Para poder, así, disfrutar de una buena cocina, con un buen plato y el mejor jazz de acompañamiento, que nos transporte de este modo a un momento de nuestra vida que creíamos olvidado… el humo engarzaba las briznas aromatizadas con las notas de piano y el riff del contrabajo que sonaban en So What, todo suspendido en el aire de la cocina. A media luz si se prefiere, aparecen las brumas de la trompeta y el saxofón con el golpeteo casi mudo de los platos de la batería, … la cena estaba servida.

Miles Davis lo tenía claro y así lo ordenaba, “Tocad esto como si flotara”.

Esta pequeña reflexión podría explicar nuestro modo de entender el planteamiento de una cocina y también nuestro deseo de que todos esos inventos lleguen cuanto antes para aromatizar todavía más cada uno de nuestros diseños.

Siguiente
DOCA en Londres
Comments are closed.